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Identificación: 21858
Creado: 2002-11-06 9:22
Modificado: 2004-11-15 16:06
Refreshed: 2006-01-28 00:01

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AGUA / Parte 5. Avances futuros
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David Brooks

Antes de sugerir los caminos futuros para las políticas y la investigación, se requiere decir las cosas con franqueza. No todos los gobiernos ni las agencias gubernamentales están igualmente dispuestos a delegar autoridad en las comunidades locales o las ONG. Por el contrario, muchos de ellos han trabajado sin descanso para convencer a la gente de que abandone las fuentes locales de agua y los métodos tradicionales y, por tanto, de que entreguen el control local. Muchos gobiernos "antiguos" aún creen, o actúan como si creyeran, que ellos son los únicos que deben decidir sobre las políticas del agua y que los miembros de la comunidad son incapaces de manejar la oferta y la demanda locales. La alternativa (igualmente insidiosa) es descargar las obligaciones del manejo del agua en las autoridades locales sin proporcionar los recursos correspondientes. Estas actitudes representan un obstáculo enorme para el mejoramiento del manejo del agua y están fuera de lugar.

Los méritos del argumento del manejo local hablan por sí mismos en la evidencia de la investigación llevada a cabo en el mundo en desarrollo. Las estrategias de manejo del agua en las que en forma genuina participan los usuarios locales, son simplemente más eficientes, más efectivas, más equitativas – y ambientalmente más sostenibles– que las prácticas dirigidas desde arriba. Como el manejo local consigue un compromiso local y promueve instituciones más fuertes, contribuye así al manejo sostenible de toda la cuenca.

Pero esto no es meramente una opción entre los niveles del gobierno. Hay otros desafíos que enfrentar. Hoy día se reconoce la lógica de la planeación a escala de las cuencas, definidas no como fronteras políticas sino como unidades hidrológicas. Entonces, ¿como pueden los funcionarios encargados de las políticas reconciliar las convincentes ventajas del manejo de los drenajes o de las cuencas, con la realidad de la existencia de las fronteras políticas, líneas legales trazadas entre países o comunidades y líneas tradicionales entre tribus y clanes? Y ¿cómo pueden los que diseñan las políticas, reflejar el hecho de que los políticos tienen que rendir cuentas, primero que todo a sus propias comunidades, por las decisiones de manejo que tomen?

Las respuestas, ante todo, son notablemente simples. Las buenas políticas de agua consisten en la planeación a nivel de los drenajes o de las cuencas, y la implementación a nivel local. Pero la relación es recíproca. La administración del área de drenaje tiene que estar totalmente informada de los intereses, el potencial y el conocimiento de los recursos locales. Igualmente es cierto que la oferta y la demanda locales se ven restringidas por los límites biofísicos y socioeconómicos del área de drenaje como un todo. Finalmente, elaborar una buena política significa programar la implementación de las estrategias locales a través de todas las comunidades para lograr una integración coherente de la administración del área de drenaje.

Simple en principio, sí, pero difícil en la práctica. En sentido amplio, resolver estas dificultades describirá la futura dirección de la investigación y la administración local del agua.

Para comenzar, la investigación misma – su conducta y resultados– debe traducirse a un lenguaje fluido que puedan entender los que diseñan las políticas y las comunidades, para que los estudios puedan orientarse a la necesidad ya identificada (como, por ejemplo, el escaso suministro de agua a ciudades en crecimiento), y quienes diseñan las políticas puedan revisar con rapidez para darles aplicación lo más pronto posible. De la misma forma, los modelos confidenciales de hidrología tienen que convertirse en herramientas funcionales para la planeación del desarrollo urbano y rural.

Hay pues, asuntos de difusión, información rápida y útil de pueblo a pueblo, de vecindad a vecindad, a la mano de los que la necesiten. Con frecuencia la difusión se lleva a cabo mejor por medio del pueblo, vecindario o por la red de la ONG y no por medio de los pesados programas centralizados. Esta es una nueva dirección muy importante en la dinámica de gobierno alrededor del mundo: las redes de investigación, deliberación y acción organizadas y efectuadas en asociación estrecha entre gobiernos, ONG, eruditos, gente de negocios y muchos otros, con diversos intereses y con los mismos o bjetivos.

La mejora del manejo local del agua y la integración de todos los métodos locales en una sola estrategia de cuencas de mayor extensión, va a exigir también atención más concentrada y vigorosa a los problemas de la valoración del agua. Aquí los asuntos son en parte conceptuales y en parte políticos. Algunos de los asuntos conceptuales más difíciles resultan del hecho complejo de que el agua es tanto un bien económico (con valor en metálico) como una necesidad vital, a cuyo acceso cada persona tiene derecho reconocido (véase el recuadro 6). El agua debe ser valorada en un precio que refleje su costo real, pero también debe estar disponible y asequible también en cantidades y calidades suficientes para todo ser humano. Fuera de esto, mucha agua debe permanecer in situ para otros usos cuyo valor es muy difícil de precisar (tal como la pesca o el transporte). Habrá incluso otros usos del agua a los cuales es imposible poner precio: mantener el ecosistema y el puro placer que representa para el ser humano su sola presencia. El agua es en todas partes un recurso de múltiples usos, lo que es al mismo tiempo una bendición y un motivo de complicación.

 

Recuadro 6. Los Principios de Dublín

En 1992, los exper tos de 100 países y representantes de las organizaciones intergubernamentales y algunas ONG se reunieron en Dublín para la Conferencia Internacional del Agua y el Ambiente. La conferencia tuvo influencia en la preparación de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Ambiente y el Desarrollo, llevada a cabo un poco más tarde ese año en Río de Janeiro. Su breve conclusión es todavía una afirmación autorizada de la agenda de las políticas del agua; contiene cuatro "principios fundamentales", expuestos aquí con los comentarios que los acompañaban.

  1. El agua dulce es un recurso finito y vulnerable, esencial para mantener la vida, el desarrollo y el ambiente. El manejo efectivo... exige un enfoque holístico enlazando el desarrollo social y económico con la protección de los ecosistemas naturales...
  2. El manejo y desarrollo del agua debe basarse en un enfoque participativo, involucrando a los usuarios, planeadores y a quienes diseñan las políticas a todos los niveles. El enfoque par ticipativo... significa que las decisiones se toman al nivel más bajo apropiado, con consulta y par ticipación públicas completas...
  3. Las mujeres desempeñan un papel central en la provisión, el manejo y el cuidado del agua. La aceptación e implementación de este principio requiere políticas positivas para encarar las necesidades específicas de las mujeres, para equiparlas y empoderarlas para par ticipar a todos los niveles...
  4. El agua tiene un valor económico en todos sus usos y debe reconocerse como un bien económico. Según este principio, es vital reconocer primero el derecho básico de todos los seres humanos a tener acceso a la salubridad y al agua limpia a precios asequibles...

Los asuntos políticos del precio del agua, algunos de ellos expuestos en secciones anteriores de esta publicación, nunca se han alejado mucho de los problemas prácticos del manejo. Aquí el equilibrio entre los intereses opuestos y los objetivos diferentes están matizados por la clase política, la casta, el género y las desigualdades de poder. La distribución de la tenencia de la tierra, los derechos de propiedad y el acceso son expresiones clásicas de las relaciones políticas en cualquier sociedad.

El manejo local en sí mismo tampoco es una defensa segura contra la operación perniciosa del poder político; algunos políticos operan más despiadadamente en las comunidades pequeñas que en el alboroto de los intereses de los que diseñan las políticas. Por ejemplo, el estudio de los aspectos socioeconómicos del programa "Working for Water" (Trabajos por el Agua) en Sudáfrica, patrocinado por el IDRC, demostró claramente que los conflictos locales son notablemente persistentes y que pueden ser un desafío para los esfuerzos por conservar el agua. El buen manejo del agua –como el buen gobierno– generalmente se define tanto por la equidad en los procedimientos como por en la equidad de los resultados. La turbulencia en la convergencia de la política y la economía es inevitable en los estudios y políticas del agua. 

Ninguna discusión en este tema estaría completa sin considerar los cambios del clima global y sus peligros. Con pocas excepciones (China, India y Brasil, entre ellas) los países en desarrollo toman el clima, no lo hacen. Como regla general, deberían reaccionar en su defensa contra el calentamiento global. Para tener éxito, las soluciones deben estar bien diseñadas, bien ejecutadas y con duración de varias décadas. Las soluciones provisionales fallarán.

La triste realidad es que los países en desarrollo van a sufrir los peores efectos esperados de cambio de clima, la mayoría en forma de perturbaciones más largas y más críticas: sequías, inundaciones, tormentas y demás. Las áreas secas posiblemente reciban menos lluvias; las áreas húmedas van a estar más secas. Para las zonas semiáridas, será la impredecible variación de año en año la que pondrá en peligro la vida y amenazar el desarrollo.

Además, a pesar de estos apuros serios e inminentes, todos los daños del cambio de clima en la mayoría de los países serán menores que el daño hecho por el mal manejo del agua. Por esto, una falla en la búsqueda y aplicación de las estrategias de manejo es tan costosa y también por ello las oportunidades para el manejo local exigen análisis del mando y acción. En cada una de nuestras comunidades todos compartimos los mismos imperativos: manejar con eficiencia el agua escasa, con justicia y con permanente determinación para conservar el ambiente que nos da la vida a todos.





Editorial : IDRC

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