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Creado: 2003-05-28 9:45
Modificado: 2004-10-29 23:46
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SEMILLAS GENEROSAS / Parte 3: Experiencias sobre el terreno
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Ronnie Vernooy

Parte 3

Experiencias sobre el terreno

Las seis historias de proyectos que componen este capítulo brindan una visión general de los numerosos proyectos de biodiversidad agrícola y MPP apoyados por el IDRC en la última década. Fueron elegidos para representar, con la mayor amplitud posible, un panorama de estos trabajos en cuanto a sistemas de cultivos, objetivos de investigación, modelos de participación y alcance metodológico. Con el mismo criterio, son proyectos realizados por centros afiliados al GCIAI y diversos SNIA y ONG. En términos geográficos, los trabajos abarcan Asia, África, Medio Oriente y América Latina, así como un programa mundial. En cuanto a su duración, han sido incluidos proyectos de largo aliento y otros iniciados más recientemente. Las seis iniciativas continúan en proceso. Los seis proyectos continúan sus actividades. El IDRC ha publicado historias más detalladas de ellos que se pueden conseguir en forma impresa o en línea en la siguiente dirección: www.idrc.ca/semillas.

Mejoramiento participativo de la cebada en África del Norte y Medio Oriente


Elementos clave de la investigación

Sistema de cultivo: Cebada
Objetivos (priorizados): Productividad / diversidad / empoderamiento
Participación: Dirigida por investigadores, cooperativa
Análisis social: De género
Componente político: Cada vez más destacado (políticas de investigación, mejoramiento de plantas, liberación de variedades)

Una nueva forma de trabajar con agricultores en zonas áridas

En muchas partes de África del Norte y Medio Oriente, el rendimiento de cultivos básicos como la cebada, una planta autopolinizada, es crónicamente bajo y el fracaso de las cosechas es común. La desnutrición prolifera en las regiones más pobres y la hambruna es una amenaza constante. Los programas convencionales de mejoramiento del cultivo han dado escasos resultados, en gran parte debido a que la mayoría de los agricultores se niega a adoptar las nuevas variedades.

El enfoque convencional es centralizado, de arriba hacia abajo, y presta poca atención a las condiciones reales enfrentadas por los agricultores. ¿Qué puede pasar si el programa de mejoramiento se descentraliza, si los agricultores participan desde el principio y trabajan con los mejoradores para aprender juntos y si se presta cuidadosa atención a lo que los agricultores tienen para decir? Tal vez parezca revolucionario, pero es una revolución que ha dado muy buenos resultados.

A fines del decenio de 1990, un equipo de investigadores del Centro Internacional para la Investigación Agrícola en Zonas Áridas (ICARDA, en inglés) inauguró una nueva forma de trabajo con agricultores de zonas de escasas lluvias, en Marruecos, Siria y Túnez. Con financiamiento del IDRC, Italia y la agencia BMZ/GTZ de Alemania, la iniciativa reunió a agricultores y mejoradores con el objetivo común de satisfacer las necesidades de los que viven y trabajan en las duras condiciones de la región.

En Siria, por ejemplo, agricultores representantes de nueve comunidades fueron vinculados a dos estaciones de investigación. Estos agricultores y sus vecinos se hicieron cargo de los ensayos, realizados con líneas experimentales de la estación de investigación y con las variedades propias de los agricultores. Agricultores y mejoradores evaluaron los resultados por separado, en ensayos sucesivos entre 1997 y 1999, e identificaron unas cuantas variedades nuevas y prometedoras.


La selección descentralizada, hecha en las parcelas de los agricultores, evita el riesgo de descartar líneas experimentales útiles por su desempeño más bien pobre en las estaciones, donde las condiciones suelen ser más favorables.

Pronto se hizo evidente que los criterios de selección de los agricultores, en gran parte basados en factores ambientales, eran muy distintos de los usados por los programas nacionales de mejoramiento. Para sorpresa de muchos, las selecciones hechas por los agricultores eran como mínimo tan eficaces como las de los mejoradores. El rendimiento aumentó en zonas en donde el mejoramiento de plantas no había sido fructífero hasta el momento. A la vista de estos resultados, los mejoradores adoptaron rápidamente nuevas ideas y actitudes, y se convirtieron en promotores del enfoque participativo.

Conclusión: los anteriores programas de mejoramiento de plantas resultaron ineficaces en tierras marginales porque casi nunca incluyeron entre los criterios de selección aquellas características importantes para los agricultores.

Moraleja: la selección descentralizada en las parcelas de los agricultores evita el riesgo del descarte de líneas experimentales útiles por su desempeño más bien pobre en estaciones (donde las condiciones suelen ser más favorables, debido, por ejemplo, a la fertilización o la irrigación). La selección descentralizada, combinada con la participación de los agricultores desde el inicio del proceso de mejoramiento, es una metodología poderosa para adaptar los cultivos a contextos biofísicos, sociales y económicos específicos, y para responder a las necesidades y al conocimiento de los agricultores.

Atender las necesidades e intereses de los agricultores

Los investigadores aprendieron varias lecciones más del proyecto; entre ellas, que los agricultores pueden manejar una gran cantidad de líneas o poblaciones experimentales, o de ambas. Se destaca el caso de Siria, donde el número de líneas evaluadas aumentó de unas 200 a 400 en la Fase 2 del trabajo (Tabla 1). Los agricultores festejaron la capacidad de seleccionar entre gran cantidad de líneas y algunos comenzaron a producir semillas de la variedad seleccionada. Estas semillas están siendo compartidas con otros agricultores, con lo cual se reduce la dependencia de las semillas provistas por los mejoradores. Esto está generando un proceso de mejoramiento más dinámico, en que nuevos materiales pasan regularmente de un agricultor a otro.

Los investigadores también observaron frecuentes diferencias entre mujeres y hombres en los criterios de selección, lo que llamó la atención sobre la importancia de saber cuándo y por qué difieren. Y percibieron que los agricultores adquirieron poder con su participación en el MPP, ganando confianza para tomar decisiones sobre cruzamientos y otros aspectos, como el tamaño de una parcela y el número de sitios.

Quizás de igual importancia para los propios investigadores fue que el proyecto les reveló la necesidad de capacitación específica en cuestiones como el diseño y el análisis de datos adecuados a situaciones en que el ambiente de experimentación (la parcela de un agricultor manejada por él mismo) no puede ser controlado por los científicos, como sucede en las estaciones de investigación.

Construir a partir de los buenos resultados

Este enfoque innovador dio resultados tan buenos que los agricultores pidieron a los mejoradores que trabajaran con ellos utilizando un método similar para mejorar otros cultivos. También se expandió a otros países de la región. Actualmente el ICARDA apoya programas de MPP para la cebada en Egipto, Eritrea, Jordania y Yemen. En Bangladesh, el mismo enfoque está siendo aplicado a la investigación sobre la lenteja. Paralelamente a las actividades del MPP, el ICARDA inició investigaciones participativas sobre gestión de recursos naturales, en particular el manejo sustentable de la tierra en zonas áridas.

El éxito se repitió en cada uno de los países. En Yemen, por ejemplo, un proyecto que comenzó en tres poblados, en la región montañosa septentrional, rápidamente se duplicó para incluir a tres poblados más de las montañas centrales. Además, el enfoque participativo ha sido utilizado como modelo en otros proyectos llevados a cabo por la Autoridad de Investigación y Extensión Agrícola (AIEA), la organización nacional de investigación asociada al ICARDA. Otro ejemplo, en Jordania, las autoridades de investigación agrícola comenzaron a transformar el programa nacional de mejoramiento de la cebada en un programa descentralizado y participativo, a la vez que extendían el MPP al trigo harinero y al trigo durum.

Comités de investigación agrícola local en América Latina


Elementos clave de la investigación

Sistema de cultivo: Frijol, maíz, mandioca, papa, frutales
Objetivos (priorizados): Productividad / empoderamiento / diversidad
Participación: Dirigida por agricultores, cooperativa
Análisis social: Variable
Componente político: No destacado

Experimentando y aprendiendo juntos

Trasladar un problema a un comité suele ser, en el Norte, una forma de evitar la acción. Pero esto no es así para los agricultores e investigadores de América Latina, donde los comités evolucionaron para convertirse en una instancia desde donde evaluar, adaptar y divulgar nuevas tecnologías. Además, el comité se ha convertido en un motor de iniciativas de desarrollo rural, como la formación de grupos de crédito y de comercialización. Los comités de investigación agrícola local (CIAL) han surgido en toda América Latina y están produciendo resultados que sorprenden a los científicos de los institutos de investigación.

Los cial reúnen a agricultores e investigadores en un proceso de experimentación y aprendizaje compartidos. El concepto fue elaborado por el Centro Internacional para la Agricultura Tropical (CIAT) en Colombia y echó raíces rápidamente. En la actualidad, hay unos 250 CIAL activos en toda América Latina. Varían en tamaño y características, pero tienen algo en común: ofrecen un vínculo directo entre los agricultores organizados a nivel local y los institutos de investigación agrícola. Directa e indirectamente, el IDRC ha apoyado los CIAL en Colombia, Ecuador, Honduras y Nicaragua.

Un punto de gran importancia en la agenda de la mayoría de los CIAL es la evaluación de las variedades locales mejoradas y el ensayo de la adaptación de las nuevas variedades en su sitio. Muchas de las alternativas puestas a prueba por un CIAL se originan dentro de la comunidad agrícola local, por ejemplo el maíz de polinización abierta. Otras, como los híbridos, provienen de los institutos de investigación. O puede haber una mezcla de ambas. El manejo de plagas, enfermedades, el suelo, el agua y los nutrientes también son temas de interés destacado para los comités. Los cultivos básicos para la alimentación (frijol, maíz, papa y mandioca) representan más de 80% de la investigación en parcelas a cargo de los comités (Tabla 2).

Una vez creada una red de CIAL experimentados en una zona, en general se reduce enormemente la necesidad de cobertura intensiva de los servicios de investigación y extensión, porque las comunidades rurales pobres han asumido con eficiencia la tarea de ensayar y adaptar las tecnologías por sí mismas.

Los integrantes de la comunidad eligen el tema de investigación del CIAL en una reunión abierta, basando su decisión en criterios como las posibilidades de éxito, el número de grupos y beneficiarios y los posibles costos de la investigación. En la etapa de planificación siguiente, el CIAL y otros miembros de la comunidad deciden cuáles serán los objetivos del experimento, los tratamientos y el control, los materiales y métodos que se deberán utilizar, los insumos necesarios, los datos que se deberán recolectar y los criterios para evaluar los resultados.

Habitualmente, el experimento se realiza con la ayuda de otros miembros de la comunidad (por ejemplo, innovadores experimentados) y, una vez finalizado, el CIAL se reúne con el facilitador (posiblemente, un agrónomo de una ONG local) para evaluar los datos recogidos. Al analizar los resultados, los miembros del CIAL se preguntan "¿Qué hemos aprendido?" Esta etapa del proceso tiene especial importancia cuando los cultivos han fallado o el experimento produce resultados inesperados.

Finalmente, el CIAL presenta sus actividades, resultados y gastos en una de las reuniones abiertas regulares de la comunidad, la que debe decidir el paso siguiente a dar. El CIAL puede también hacer recomendaciones a partir de los resultados, pero es la comunidad la que decide si el CIAL debe proseguir el experimento, cambiar a otro tema o, incluso, interrumpir sus actividades por completo. Los ocho pasos del proceso experimental del CIAL pueden representarse por una escalera (Figura 2).

Figura 2. El proceso en escalera de los CIAL (fuente: Ashby et al. 2000).

La experiencia en Nicaragua

Éste es el proceso de los CIAL en teoría. En la práctica suele ser muy dinámico y presentar altibajos. Ahora veremos cómo los CIAL llegaron a la región montañosa de Matagalpa, Nicaragua, en 1997. Un equipo de investigación del CIAT, en cooperación con personal del Programa de Campesino a Campesino del área, introdujo los CIAL en cuatro comunidades del río Calico, como parte de un proyecto de investigación de gestión de los recursos naturales, apoyado por el IDRC y la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (SDC).

En Wibuse, una comunidad muy pobre en la parte más elevada de la cuenca, un comité de hombres y mujeres experimentó con nuevas variedades de frijol. En El Jícaro, a un nivel medio de altitud, se formaron dos comunidades. En una de ellas, hombres y mujeres experimentaron con nuevas variedades de maíz y frijoles. En la otra, compuesta enteramente por mujeres, se hicieron pruebas con vegetales y el uso de fertilizantes orgánicos. En Piedras Largas, más lejos hacia la parte baja de la cuenca, el cuarto CIAL también ensayó con nuevas variedades de frijol.

Hubo varios fracasos debidos a condiciones climáticas adversas, incluyendo un huracán, plagas, pestes y enfermedades de los cultivos, combinadas a veces con un manejo inadecuado del proyecto. Sin embargo, las comunidades evaluaron los resultados generales como positivos. En Wibuse y El Jícaro, los CIAL organizaron un experimento con líneas adicionales de frijol, asistidos por la red centroamericana del frijol (PROFRIJOL) y por dos organizaciones nacionales de investigación agrícola. El ensayo comparó 90 líneas promisorias y una variedad ya lanzada en Honduras. Muchos agricultores se interesaron por las nuevas variedades de frijol, porque podían ampliar significativamente las opciones productivas y de nuevos materiales disponibles hasta entonces. Ambos CIAL compartieron la responsabilidad de gestión de la parcela en Wibuse y lograron que funcionarios de la organización nacional de investigación visitaran el ensayo, un hecho sin precedentes en la región de San Dionisio.


Por encima de todo, como demuestra la experiencia de Matagalpa, los puntos fuertes del sistema de los CIAL superan ampliamente cualquier debilidad.

Al año siguiente, miembros de los cuatro CIAL y el equipo del CIAT organizaron una reunión a escala de la cuenca para compartir reflexiones, planificar actividades futuras e identificar necesidades de capacitación y apoyo técnico. Varios agricultores de otras comunidades que habían oído sobre los CIAL concurrieron a la reunión; algunos de ellos participaron después en el segundo curso nacional de capacitación del CIAL. Como resultado, se formaron cuatro nuevos CIAL en la cuenca y dos de las personas capacitadas (un hombre y una mujer) se convirtieron en "paratécnicos" o personal técnico joven. Ambos atendieron a los CIAL recién formados y en 1999 ayudaron a establecer otros dos comités en la zona. En este momento, existen 14 CIAL en la zona de San Dionisio.

Por cierto que el proceso de los CIAL no es perfecto. La mayoría atraviesa períodos buenos y malos, a causa de la rotación de sus miembros, la opción de las personas por proyectos que ofrecen beneficios más inmediatos y el apoyo técnico irregular. La participación de las mujeres a veces resulta difícil. En algunos CIAL, los esfuerzos y actividades permanecen restringidos, en su mayor parte, a un grupo de líderes dedicados de la comunidad, con quienes siempre se puede contar para este tipo de tareas. Pero por encima de todo, como demuestra la experiencia de Matagalpa, los puntos fuertes del sistema de los CIAL superan ampliamente cualquier debilidad.

En Matagalpa, varias comunidades comenzaron a experimentar a gran escala, encarando nuevos aspectos de los problemas de su zona, como la fertilidad del suelo. Han surgido nuevos agricultores-líderes, entre ellos varias mujeres. Cuando es posible, los CIAL se comunican entre sí, para intercambiar ideas y resultados dentro de la cuenca y más allá, como la participación en la reunión anual de los CIAL en Honduras. Asimismo, están tendiendo puentes hacia los institutos de investigación y desarrollo de tecnologías.

Innovación de la agricultura en Cuba


Elementos clave de la investigación

Sistema de cultivo: Frijol y maíz
Objetivos (priorizados): Diversidad / productividad / empoderamiento
Participación: Dirigida por investigadores, cooperativa
Análisis social: De género
Componente político: Cada vez más destacado (políticas de semillas)

La necesidad orienta la búsqueda de alternativas viables

Un fenómeno similar a los CIAL tiene lugar en Cuba. Los llamados Grupos de Investigación Campesina (GIC) son un elemento fundamental dentro de un proyecto que busca reformular la agricultura en la isla.

Más allá del turismo, la agricultura sigue siendo la espina dorsal de la golpeada economía cubana. Una de las consecuencias de la crisis económica es que la producción agrícola del país se está alejando del modelo basado en el monocultivo y la industrialización, orientado a la exportación azucarera y dependiente de altos insumos. Por necesidad, los agricultores cubanos se acercan a sistemas de producción diversificados y de bajos insumos, orientados a los mercados locales. Otra consecuencia de la crisis es el rápido deterioro de los sistemas usuales y centralizados de producción, mejoramiento y distribución de semillas.

Estas circunstancias imprevistas se combinaron para abrir una instancia en donde los investigadores agrícolas y los responsables de las políticas buscaron alternativas en la producción, el mejoramiento y las prácticas de distribución de las semillas, como aporte crucial a la necesidad de construir un nuevo sector agrícola en el país.

En 2000, un grupo multidisciplinario de activos investigadores (biólogos, agrónomos, bioquímicos y sociólogos) del Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas (INCA) inició un proyecto dirigido a mejorar el rendimiento y la calidad de los cultivos de maíz y frijol mediante la combinación de una creciente diversidad de variedades y el fortalecimiento de las organizaciones de agricultores locales. Se espera que el proyecto contribuya a un aumento significativo de las opciones para la seguridad alimentaria en Cuba.


El fortalecimiento de las organizaciones de agricultores aumenta su capacidad de experimentar, innovar y de plantear demandas más concretas a los institutos de investigación agrícola.

La meta de este proyecto innovador es fortalecer la base de biodiversidad agrícola de Cuba, poniendo a disposición de los agricultores, los institutos de investigación y, en definitiva, los consumidores, un abanico de variedades más amplio y de mejor calidad. Para alcanzar estos objetivos, el equipo del INCA se propone varias metas concretas. Primero, conocer mejor el saber de los agricultores locales sobre el manejo y el flujo de las semillas de maíz y frijol. Segundo, desarrollar una metodología para seleccionar las variedades de maíz y frijol con la participación de los GIC. Y por último, divulgar los resultados obtenidos por los GIC en la selección, producción y distribución de semillas mejoradas de maíz y frijol.

Una meta secundaria pero no menos importante es mejorar la capacidad de investigación de las diversas entidades involucradas, incluyendo el INCA, los GIC, empresas de semillas y personal universitario, aplicando el criterio de aprender en la acción. El equipo del proyecto también está convencido de que el fortalecimiento de las organizaciones de agricultores aumenta su capacidad de experimentar, innovar y de plantear demandas más concretas a los institutos de investigación agrícola.

Ferias de semillas y jornadas en el campo: ampliando el acceso a la diversidad

Un método usado por los investigadores para acercar a los agricultores líneas nuevas o no conocidas es la feria de semillas. Las ferias son organizadas por los mejoradores y tienen lugar en la estación del INCA. Resultaron ser muy populares, tanto que los agricultores por su cuenta comenzaron a organizar ferias en sus comunidades. Agricultores, mejoradores y extensionistas confluyen en las ferias para evaluar las variedades y seleccionar las que más les gustan. Al finalizar la feria se distribuyen los materiales para que los agricultores los pongan a prueba en sus parcelas. Los mejoradores ayudan a los agricultores a diseñar la experiencia, pero todos los ensayos son adaptados a la realidad local.
Los resultados demuestran que agricultoras y agricultores tienen preferencias distintas.

Para conocer mejor las preferencias de los agricultores, el equipo del proyecto organiza jornadas periódicas en el campo, donde se consulta a los agricultores, hombres y mujeres, sobre sus preferencias. La información recogida es fundamental para los mejoradores de plantas, pues con ella identifican los materiales parentales y los criterios de selección. Los resultados demuestran que agricultoras y agricultores tienen preferencias distintas. Las mujeres seleccionan en función del rendimiento, las propiedades culinarias del grano y rasgos estéticos como el color, la forma y el brillo. Los hombres indican preferencia por el rendimiento, la resistencia a las enfermedades y el tamaño de las vainas. Las semillas seleccionadas como "preferidas" son entregadas a los agricultores unas pocas semanas después de la jornada en el campo.

Los investigadores de Cuba tienen escasa experiencia previa con enfoques participativos de este tipo, de modo que el equipo del proyecto tiende a funcionar además como fuente para otros investigadores interesados en enfoques similares. El equipo también interviene en análisis genético, en colaboración con biotecnólogos del INCA.

Si bien la situación de Cuba es indudablemente única, es muy posible que un colapso del sector agroindustrial de características similares tenga lugar más pronto que tarde en otros países de la región, y quizás en otras regiones. En muchos países, las actuales prácticas de producción agrícola son muy dependientes de tecnologías e insumos químicos caros, así como de subsidios gubernamentales y son, simplemente, insostenibles a largo plazo. Por lo tanto, la experiencia de Cuba podría ser importante en el futuro en otros lugares.

Enriquecimiento del maíz y el arroz en Nepal


Elementos clave de la investigación

Sistema de cultivo: Arroz y maíz
Objetivos (priorizados): Diversidad / productividad / empoderamiento
Participación: Dirigida por agricultores, cooperativa
Análisis social: De género y étnico
Componente político: Cada vez más destacado (liberación de variedades, DPI)

Diversidad local de cultivos y formas de vida rural

Pese a la grandeza de los Himalayas, Nepal sólo es un poco más grande que la isla de Cuba y ocupa menos de 0,1% de la superficie del planeta. No obstante, sus montañas y valles son el hogar de más de 2% de las plantas con flores del mundo. El país también tiene una alta densidad demográfica en las tierras arables: unos cinco habitantes por hectárea. La mayoría de las personas es propietaria de parcelas muy pequeñas. La fertilidad decreciente y la fragmentación de la tierra (por el proceso de la herencia) ha reducido la productividad. En las zonas altas la tierra es marginal en el mejor de los casos y, tradicionalmente, los agricultores siembran en sus pequeñas parcelas tan sólo para sobrevivir.

En este contexto, la ONG sin fines de lucro Iniciativas Locales para la Biodiversidad, la Investigación y el Desarrollo (LI-BIRD, en inglés) busca respaldar el manejo sustentable de los recursos renovables y mejorar el modo de vida de los nepaleses. Creada en 1995, con sede en la ciudad de Pokhara, 200 Km. al oeste de Katmandú, LI-BIRD contribuye a la conservación y la utilización de la diversidad agrícola para el desarrollo sustentable a través de sus iniciativas de investigación y desarrollo participativos, muchas de las cuales son respaldadas por el IDRC y también por otras agencias nacionales e internacionales.

Las actividades de LI-BIRD abarcan un amplio espectro:

  • fortalecer la base científica de la conservación in situ de la diversidad agrícola en las parcelas de regiones ecológicas diferentes,
  • fomentar la contribución de las huertas a la conservación en las parcelas de los recursos genéticos, con el fin de mejorar la forma de vida de los agricultores pobres,
  • apoyar programas de mejoramiento participativo de cereales importantes en sistemas productivos de alto rendimiento potencial,
  • desarrollar y perfeccionar las herramientas y técnicas dirigidas a crear conciencia a nivel de base (ferias de biodiversidad, seminarios itinerantes, concursos de teatro y canciones folklóricas) y
  • realizar investigación de políticas sobre temas como: un marco regulador de las semillas, extensión gubernamental y políticas de crédito, políticas de biodiversidad agrícola y gestión del uso de la tierra, con el fin de que los dirigentes políticos nacionales puedan tomar decisiones informadas.
Nepal tiene una rica diversidad en la familia del arroz, tanto cultivado como silvestre, y el país es el hábitat de hasta 2.000 variedades locales o autóctonas. Las diferentes variedades de arroz se cultivan con distintos fines: uso doméstico, festivales, venta, agasajo de invitados e incluso como medicina. No es sorprendente entonces que muchos de los proyectos iniciados por LI-BIRD y apoyados por el IDRC hayan estado interesados en el mejoramiento de la producción de arroz a través del MPP.
Aun sin la existencia de un sistema formal de difusión, las variedades de plantas pueden trasladarse a largas distancias, básicamente a través de contactos y redes personales.

Mucho tiempo atrás, en 1985, actuales funcionarios de LI-BIRD (entonces empleados por el Centro Lumle de Investigación Agrícola) lanzaron una actividad de MPP mediante el ensayo descentralizado de arroz tolerante al frío, en el poblado de Chhomrong, a gran altura en la montaña. A éste siguieron otros proyectos de mejoramiento participativo de arroz y maíz, realizados en áreas favorables y de alta productividad y en áreas desfavorables y de menor productividad. Los proyectos se proponían varios objetivos, incluyendo aumento de la productividad, promoción de la biodiversidad, fortalecimiento de las habilidades de mejoramiento de los agricultores y cambios políticos, así como metas específicas de mejoramiento, que se resumenen la Tabla 3.

El poblado de Chhomrong estuvo entre las comunidades de gran altura que participaron en un proyecto de seguimiento de la expansión de las variedades de arroz de los programas de MPP. Los investigadores concluyeron que, incluso sin la existencia de un sistema formal de diseminación, las variedades de plantas pueden trasladarse grandes distancias, sobre todo a través de contactos y redes personales. Sin embargo, este sistema informal de diseminación es muy lento. Son necesarios cuatro años para que los agricultores intercambien o vendan nuevas semillas fuera de su propio poblado. El proyecto destaca la necesidad de un método eficaz para acelerar el proceso por el bien de toda la comunidad.

Otro proyecto estudió el arroz de altiplano, llamado ghaiya, regado por la lluvia en tierras planas, terrazas o pendientes de bosques recientemente talados. Este cultivo es sembrado sobre todo por agricultores pobres de antiguas áreas aluviales de ríos llamadas "tars". El ghaiya tiene considerable importancia en el sistema agrícola; se lo prefiere al maíz por su valor alimenticio y porque sirve de forraje para los animales.

El estudio encontró que los agricultores que siembran ghaiya poseen un rico conocimiento del manejo de sus suelos para optimizar el rendimiento. Los agricultores demostraron también que el cultivo combinado de ghaiya con maíz aumenta el rendimiento de ambos y tiene la ventaja de que unos pocos surcos de maíz facilitan la difusión homogénea del ghaiya en los tars. Sin embargo, algunos agricultores prefieren plantar maíz después del ghaiya, pues aseguran que así se mantiene la fertilidad del suelo. Aún hay diversidad de variedades indígenas de ghaiya, aunque el número de variedades que mantienen los agricultores varía según el tamaño de sus tierras. Cuanto más grande la parcela, más variedades posee. En la mayoría de las áreas estudiadas, los agricultores mantienen al menos dos variedades, con distinto grado de madurez.

En el valle Pokhara, donde el arroz se cultiva como alimento y para la venta, otro proyecto apoyado por el IDRC estudió los ambientes y las condiciones de crecimiento de variedades indígenas aromáticas regadas por la lluvia. Los agricultores contaron más de 75 variedades autóctonas, de las cuales sólo 11 se cultivaban ampliamente. Se recogieron semillas de todas las variedades para conservación, estudio y posible promoción.

Enseñanzas y logros

Con el paso de los años, el trabajo pionero de LI-BIRD en las diferentes regiones ambientales de Nepal ha brindado importantes logros y enseñanzas:
  • La participación directa de los agricultores suele llevar a nuevos objetivos de mejoramiento. Por lo tanto, la metodología debe ser circular y flexible, no lineal y rígida. Ferias de semillas, muestrarios y registros comunitarios de biodiversidad son herramientas útiles para fomentar la participación de los agricultores.
  • La participación de los agricultores en el proceso de planificación resulta en objetivos de mejoramiento más cercanos a sus necesidades e intereses.
  • Dentro de regiones más extensas y de mayor productividad existen diferentes zonas ambientales asociadas a diversas preferencias de los agricultores. Son necesarias distintas opciones para atender esta variedad biofísica y social.
  • El MPP tiene el potencial de aumentar la biodiversidad. Acelera el cambio al introducir genes y genotipos como insumos clave en el permanente proceso de la conservación in situ de los cultivos.
  • No existe un modelo único para la forma y la cantidad apropiadas de participación de agricultoras y agricultores en el proceso. Sin embargo, definir y acordar con claridad responsabilidades es esencial para manejar o guiar ese proceso.

Mejoramiento del maíz en el sudoeste de China


Elementos clave de la investigación

Sistema de cultivo: Maíz
Objetivos (priorizados): Diversidad / productividad / empoderamiento
Participación: Dirigida por investigadores, cooperativa
Análisis social: De género
Componente político: Políticas de investigación, mejoramienta de plantas, políticas de semillas

Un puente entre agricultores y científicos

En el remoto y áspero altiplano del sudoeste de China, los agricultores se ganan la vida a duras penas, a diferencia de los afortunados agricultores de las planicies del Norte, en el "cinturón del maíz" del país. No obstante, aquella región remota es uno de los lugares del mundo donde la gente comenzó a cultivar maíz por primera vez. Los agricultores han sembrado y subsistido del maíz durante innumerables generaciones y mantienen un nivel mayor de diversidad de variedades y de diversidad genética que en el resto del país. Hoy, esta región es un valioso tesoro de biodiversidad, vital para el futuro del cultivo del maíz en China.

En la actualidad, el maíz es el cultivo para alimentación de animales domésticos más importante en China y ocupa el tercer lugar, en cuanto a cultivos para alimentación humana. En el sudoeste, es la principal fuente de alimento para los pobres rurales del altiplano. El gobierno de China ha seguido un enfoque tecnológico moderno, apoyándose fundamentalmente en su sistema formal de semillas. El desarrollo y la distribución de variedades modernas, sobre todo híbridas, para los tres cultivos principales, arroz, trigo y maíz, ha sido una tarea central y de alta prioridad del sistema oficial, con la meta general de llegar a la seguridad alimentaria nacional.

El maíz híbrido se cultiva en aproximadamente 80% del área destinada a la producción de maíz del país, en especial en las áreas uniformes y de alto potencial de las llanuras del Norte. La introducción de una economía de mercado condujo a la producción de semillas y a un sistema de abastecimiento orientados a la ganancia. El mejoramiento y la producción de semillas híbridas han atraído más inversiones que nunca. Inversamente, un estudio hecho en Guangxi, una de las provincias del sudoeste, reveló que más de 80% del abastecimiento de semillas proviene de los sistemas de los agricultores, que conservan la diversidad para los intereses y la subsistencia a largo plazo de todos los productores.

La base genética para el mejoramiento del maíz se redujo drásticamente en China durante la última década. Si bien la colección nacional de germoplasma de maíz tiene unos 16.000 registros, cinco variedades dominantes de maíz híbrido cubren 53% del área total del cultivo en el país. En la provincia de Guangxi, la colección de germoplasma de maíz tiene unos 2.700 registros, más de 1.700 de los cuales son variedades autóctonas. Sin embargo, el uso de estos materiales recolectados para el mejoramiento es muy limitado. Sólo se utilizan tres cruces híbridos mejorados y los 14 híbridos logrados en los últimos 20 años comparten en distinto grado una misma línea endogámica. Mientras tanto, las variedades autóctonas han comenzado a degradarse y desaparecer en las parcelas de los agricultores, como resultado de la continua expansión de las variedades modernas.

Aunque el crecimiento económico de China ha sido impresionante, la pobreza persiste en muchas áreas rurales, como en la provincia de Guangxi, y en particular afecta a las mujeres y a los hogares de jefatura femenina. El rápido crecimiento también va de la mano de una creciente degradación de los recursos naturales. A nivel político, el cambio tiene lugar a un ritmo más lento. La planificación y las decisiones verticales aún son la norma a varios niveles del gobierno, aunque es posible avizorar la apertura de algunos espacios.


Para que China pueda enfrentar los actuales desafíos de la seguridad alimentaria y la biodiversidad, es necesaria, y urgente, una relación cooperativa y complementaria entre los sistemas oficial y no-oficial.

En este contexto, comenzó en 1999 un proyecto de investigación del Centro de Política Agrícola de China (CCAP, en inglés) en colaboración con el Instituto de Investigación del Maíz de Guangxi (GMRI, en inglés). El proyecto partió de un estudio del Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz y el Trigo (CIMMYT), realizado por una estudiante de doctorado china, Yiching Song. Al evaluar el impacto del germoplasma del maíz del CIMMYT en los agricultores pobres del sudoeste de China, Yiching observó en particular el proceso de desarrollo y de divulgación de tecnología de los sistemas oficial y no oficial.

Una de las principales conclusiones del estudio es que, para que China pueda asumir los actuales desafíos de la seguridad alimentaria y la biodiversidad, es necesaria, y urgente, una relación cooperativa y complementaria entre ambos sistemas, en sustitución de la situación vigente hasta ahora de aislamiento y conflicto.

El proyecto de investigación, respaldado por el IDRC y la Fundación Ford, se propuso identificar y evaluar formas de crear una asociación mutuamente beneficiosa entre los sistemas oficial y no oficial para el desarrollo del maíz de acuerdo con las características propias de la región sudoccidental. Surgieron dos metas claves:

  • promover y utilizar mejor las técnicas que permitan a las comunidades indígenas locales conservar la biodiversidad, y
  • encontrar formas de involucrar a esas comunidades en el diseño y la puesta en práctica de la conservación de la biodiversidad en sus parcelas.
Los integrantes del equipo del proyecto provienen de varias instituciones y grupos. Están formados en disciplinas académicas diversas y actúan en distintos niveles. Cinco grupos de agricultoras, seis estaciones municipales de extensión, dos institutos de mejoramiento y el CCAP han participado directamente en el diseño del proyecto y en su puesta en práctica. Ahora en su segunda fase, el programa intenta vincular la investigación y la acción basadas en la comunidad con el proceso de formulación de políticas, aumentando los esfuerzos por lograr la participación directa de los responsables de las políticas del maíz en los planos provincial y nacional.
Los experimentos de campo han mostrado ser eficaces para fortalecer la interacción, la comunicación y la colaboración entre los interesados.

Los experimentos de campo combinan tanto el liderazgo de los investigadores como de los agricultores, con objetivos distintos de investigación en cada ensayo para poder comparar. Más de 40 variedades han sido identificadas como objetivos para el MPP y la SPV en la estación del GMRI y en cinco poblados. Tres de estas variedades, que fueron preferidas por los agricultores por motivos agronómicos, culturales y económicos, ya fueron lanzadas y están siendo utilizadas en los poblados de investigación y en poblados vecinos. Asimismo, con el esfuerzo conjunto de agricultores y mejoradores, fueron adaptadas localmente cinco variedades exóticas del CIMMYT y se mejoraron otras cinco variedades autóctonas de los poblados de ensayo. Una variedad mejorada por mujeres, por condiciones de adaptación local y preferencias de los agricultores, fue puesta a prueba y certificada por el organismo de mejoramiento oficial y es ampliamente utilizada en la región del proyecto. A partir de las variedades autóctonas utilizadas en las parcelas de los agricultores, los mejoradores oficiales identificaron algunos materiales de mejoramiento muy útiles y líneas endogámicas de muy amplia base genética.

Hay otros beneficios. Los ensayos de campo son eficaces para fortalecer la interacción, la comunicación y la colaboración entre los interesados. También han fortalecido la capacidad de organización a nivel local y de decisión de los agricultores. Y entre los mejoradores oficiales hubo un gran cambio de actitud, en virtud del cual las necesidades e intereses de los agricultores son ahora tenidos en cuenta y incluidos en el plan de mejoramiento y las prioridades de investigación de las instituciones. Al mismo tiempo, los esfuerzos de los agricultores y su conocimiento sobre el manejo de la diversidad genética son cada vez más reconocidos por los forjadores de las políticas a niveles provincial y nacional.

El éxito del proyecto llevó al GMRI a combinar la conservación en bancos de genes con la conservación in situ de variedades autóctonas. Además, el Instituto de Ciencia Agrícola de China incluirá los esfuerzos locales de conservación de germoplasma en Guangxi en su plan nacional para la ampliación de la base genética. Mientras tanto, el ccap jugó un papel fundamental en la expansión del impacto y la influencia de los resultados en las políticas nacionales. Por ejemplo, el proyecto fue presentado y discutido, en marzo de 2002, en Beijing, en un taller de planificación de políticas nacionales coordinado por el CCAP y el CIMMYT. Esta importante conferencia fue la primera vez que 40 destacados funcionarios responsables de la política agrícola nacional e investigadores del maíz analizaron el enfoque participativo como metodología alternativa y complementaria para la mejora de cultivos y la gestión de la biodiversidad.

El programa global de Investigación Participativa y Análisis de Género


Elementos clave de la investigación

Sistema de cultivo: Cultivos de polinización abierta, de polinización cruzada, de diseminación vegetativa
Objetivos (priorizados): Productividad / empoderamiento / diversidad
Participación: Variable, consultiva y cooperativa
Análisis social: Variable, de género
Componente político: Variable, DPI, políticas de semillas, lineración de variedades, políticas de investigación

Destacar el papel de las mujeres

El programa tal vez más amplio de apoyo al MPP a escala mundial es auspiciado por el GCIAI. Llamado Programa de Investigación Participativa y Análisis de Género (PRGA en inglés), su meta es "evaluar y desarrollar metodologías e innovaciones organizativas para la investigación participativa sensible a los temas de género y hacer operativo su uso en el mejoramiento de plantas y en el manejo decultivos y recursos naturales".

El PRGA es coauspiciado por cuatro de los CIIA y sus actividades financiadas por gobiernos nacionales y varias instituciones donantes, entre ellas el IDRC. Los miembros del programa incluyen SNIA, ONG y universidades del mundo. Como el nombre lo indica, el PRGA hace especial énfasis en el papel de las mujeres rurales en la gestión de los recursos genéticos.


En todo el mundo en desarrollo las mujeres tienen un conocimiento detallado y fuertes preferencias por características específicasde los cultivos.

El énfasis en el papel y las necesidades de las mujeres es una consecuencia lógica de 20 años de esfuerzos para que la ciencia diera más respuestas a los agricultores pobres. Las mujeres cumplen diversos papeles: cultivan, cosechan, almacenan y preparan el alimento. Pero quizás ninguno sea tan importante como su rol en el mejoramiento de las plantas. Las agricultoras son prolíficas y expertas mejoradorasy no es menor su importancia en el manejo de recursos naturales como el suelo y el agua. Ellas domestican especies silvestres y juegan un papel vital en la selección y almacenamiento de las semillas para futuras siembras. En todo el mundo en desarrollo, las mujeres tienen un conocimiento detallado y fuertes preferencias por características específicas de los cultivos. Los estudios revelan que hombres y mujeres tienen a menudo distintas expectativas y conocimientos. Son diferencias que la investigación y las políticas deben tener en cuenta.

Los proyectos dentro del programa PRGA respaldan el desarrollo y la evaluación, a escala mundial, de métodos de investigación participativos que incluyen una perspectiva de género. La meta es introducir enfoques experimentados en los CIIA y eventualmente en los programas nacionales. Varias de las actividades descritas en este capítulo están dentro del alcance del PRGA. Por ejemplo, los CIAL en América Latina, la investigación del ICARDA sobre la cebada en Medio Oriente y la investigación de LI-BIRD en el altiplano nepalés. Los equipos de investigación en China y Cuba también tienen vínculos con el PRGA.

Una de las estrategias claves del programa para promover el MPP desde una perspectiva de género es un competitivo programa de pequeñas subvenciones. En Perú, por ejemplo, una subvención permitió a las mujeres participar en la selección de nuevos clones de papa, con mayor poder de decisión y control de los recursos. Como se ha visto en otras regiones, las selecciones de mujeres y hombres difieren. Los enfoques participativos aplicados en Uganda hicieron que los hombres trabajaran más con las mujeres, y en Kenia, hubo un aumento del número de mujeres en los comités locales de gestión.

Si bien los proyectos de pequeñas subvenciones son el principal brazo del PRGA en el terreno, personal del programa participa directamente en investigación de avanzada. Por ejemplo, se realiza un estudio sobre el candente tema de cómo atribuir los derechos de propiedad intelectual surgidos de la cooperación entre investigadores y las comunidades agrícolas. Este trabajo empieza a llenar una enorme brecha en al ámbito internacional, donde los acuerdos vigentes atraen la atención en primer lugar sobre los derechos de los mejoradores de plantas y los agricultores, pero no dan respuesta al reparto de beneficios que podría resultar de un trabajo en colaboración.

Los beneficios de la investigación participativa han sido documentados. Sin embargo, para persuadir a más científicos a que incorporen estos enfoques en su trabajo, es vital poder comparar la investigación participativa con los enfoques más tradicionales. Trabajadores del programa han desarrollado y aplicado herramientas para estudios de impacto empírico en el MPP y la gestión de los recursos naturales. Se estudiaron los impactos y los costos, con un énfasis particular en la documentación de los impactos de los procesos en distintos tipos de investigación participativa, así como el impacto de la incorporación de los agricultores en distintas etapas de la investigación.


Hacer participar más directamente a los agricultores en el proceso de la investigación y darles mayor control da lugar a muchos impactos positivos, entre ellos mayores ganancias para los agricultores.

Los resultados iniciales sugieren que hacer participar más directamente a los agricultores en el proceso de la investigación y darles mayor control da lugar a muchos impactos positivos, por ejemplo mayores ganancias para los agricultores. También hay evidencias empíricas de que la investigación participativa ayuda a reducir costos, al detener el desarrollo de tecnologías que luego no son adoptadas por los usuarios proyectados. Por ejemplo, la consulta a agricultores indonesios, en una etapa temprana de una investigación sobre la batata, hizo que los investigadores modificaran la tecnología propuesta.

En un mayor esfuerzo por promover y facilitar el uso de los enfoques participativos, el PRGA construyó una red de conocimiento y práctica con ONG, SNIA, y CIIA. Listas de correos electrónicos fomentan el intercambio mundial actualizado de conocimientos y seminarios internacionales reúnen a cientos de practicantes del mundo. El personal del PRGA ha creado tres bases de datos de acceso público, con información sobre proyectos que usan enfoques participativos con perspectiva de género, y estableció una red de vínculos del PRGA y focos de trabajo de género en todos los centros del GCIAI. El personal ha organizado y participado asimismo en numerosos talleres de capacitación en métodos de investigación participativa y de análisis de género, a la vez que ha publicado varios manuales de formación.

¿Cuáles han sido los logros?

La Tabla 4 resume algunos de los resultados fundamentales obtenidos en los seis proyectos descritos. En la Parte 4 veremos cómo estos proyectos y sus resultados encajan dentro del programa general de investigaciónsobre biodiversidad del IDRC.





Editorial : IDRC

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